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“A nivel mundial han existido casos más dramáticos de contaminación que Amatitlán y se han rescatado exitosamente” Destacado

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Lago de Amatitlán, Guatemala Lago de Amatitlán, Guatemala Claudia Romero

Claudia Romero es bióloga de formación, ecotoxicóloga, docente e investigadora de la Universidad de San Carlos, actualmente desarrolla el proyecto: Paleoectoxicología, una herramienta para la reconstrucción del pasado reciente en el Lago de Amatitlán, Guatemala, co-financiado por la Dirección General de Investigación y el Instituto de Investigaciones Químicas y Biológicas de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la USAC.

Como investigadora tiene ya una trayectoria destacada al punto que  fue reconocida en 2018 con el premio a la científica joven para Guatemala de la Academia Mundial de Ciencias por su estudio sobre las capacidades naturales de plantas acuáticas que podrían ser utilizadas para eliminar contaminantes en diferentes cuerpos de agua.  

En entrevista para el programa Ciencia y Sociedad de la Dirección General de Investigación, esta científica afirma que, con investigación, conocimiento y buenas medidas, es posible rescatar los cuerpos de agua contaminados, lo cual ha quedado demostrado en otros países del mundo que han logrado resultados exitosos

  1. Todos sabemos que el lago de Amatitlán está contaminado, pero explicado de una manera científica, ¿Qué le pasó al lago? ¿Por qué llegó al estado en el que se encuentra actualmente? El lago de Amatitlán, según la literatura actual, es considerado hiper-eutrófico desde 1950. Esto significa que desde entonces el lago presenta altas concentraciones de algas/fitoplancton que incrementan la producción primaria. A ciencia cierta cuáles fueron los detonantes de su degradación natural están descritos en sus sedimentos que esperamos conocer mejor por medio del proyecto Digi en mención.

Sin embargo, sí se pueden mencionar dos eventos que pudieron afectar y aumentar el deterioro del lago. Estos son: la estrangulación del lago (este/oeste) para la construcción de la vía férrea en 1881, y la construcción de la hidroeléctrica Jurún Marinalá (1970) modificando el flujo del agua. Ambos incrementaron la residencia del agua el lago, provocando lo que vemos ahora. En tiempos recientes, vemos que la la expansión no planificada de la población, hoy casi 2 millones provenientes de 14 municipalidades usan al mayor tributario el Rio Villalobos como un desagüe de todo tipo de desecho (sólido, líquido, industriales, hospitalarios, etc.).

 

 Fotografía: Claudia Romero

  1. ¿Se puede rescatar el lago de Amatitlán? Y si es así, ¿Cuáles son los primeros pasos para iniciar ese rescate? Solamente para Estados Unidos existen más de 700 casos del mejoramiento de estos ecosistemas, sin embargo, hay que hacer la salvedad de que nunca llegará a ser lo que era, ya que cuando modificamos algo en un ambiente, ya no lo podemos llevar al mismo estado original. Las acciones que hacemos para recuperar ecosistemas se denominan restauración ecológica; esta debe ir de la mano con el entendimiento del sitio que se estudia. En el caso de mis estudios anteriores, estudié en plantas acuáticas del lago de Amatitlán, las capacidades de eliminación de las toxinas producidas por la cianobacteria. A pesar de que aún falta por conocer si estas capacidades también servirían para otros contaminantes, el uso de plantas como bioremediadores del lago, fue lo que me hizo acreedora del Premio de la Academia de las Ciencias. Sin embargo, como plan de recuperación necesitamos que nuestras autoridades por medio de efectivos esfuerzos coordinados de manejo para que se pueda llevar esto a cabo. El caso del Lago Medical en Washington llevó 75 años para su recuperación, por ejemplo. 
  1. ¿Cuántos años podría llevar para que el lago esté nuevamente en una condición óptima?

El lago ya no estará en su condición original, debido a que muchas cosas del mismo se han modificado, desde la introducción de especies exóticas (algunos peces) la naturalización de otras, etc. Es difícil decir, pero con buenas medidas y control de las descargas, en el mundo ideal ambiental, podría llevar el mismo tiempo que el lago Medical.

  1. Háblenos de la iniciativa que la Universidad de San Carlos a través de la DIGI y el Centro de Estudios Atitlán de la Universidad del Valle, están llevando a cabo. La problemática de contaminación de nuestras fuentes de agua es algo que nos ocupa a muchos. El interés de conocer nuestros ecosistemas para proponer estrategias integradas de manejo es lo que de principio nos une. Sin embargo, a través de la Digi y del desarrollo del proyecto “Paleoecotoxicología, una herramienta para la reconstrucción del pasado reciente del Lago de Amatitlán”, esperamos conocer mejor los factores que influenciaron la eutrofización/contaminación y por primera vez combinar dos ciencias la paleolimnología (estudio del pasado de lagos) y la ecotoxicología (estudio de los contaminantes de origen natural o humano en el ambiente). Por primera vez veremos en un cuerpo de agua a nivel centroamericano, desde cuándo la presencia de microplásticos ha estado presente. Los resultados obtenidos nos ayudarán a sentar un precedente y poder replicar este estudio en otros cuerpos de agua.

 

 Fotografía: Claudia Romero

 

  1. ¿Por qué decidió desarrollar su proyecto en el lago de Amatitlán y no en Atitlán?

Por los niveles de contaminación mayores presentes. Además, Amatitlán es un lago con menor profundidad y con alto impacto urbano, entre otros.

  1. ¿El lago de Atitlán podría correr la misma suerte que Amatitlán, si no se toman las medidas necesarias?

Lastimosamente sí. Aunque cabe mencionar que las fuentes de contaminación son diferentes, debido a que Amatitlán se encuentra rodeado de áreas urbanas y las actividades allí desarrolladas son más del tipo industrial; mientras que para Atitlán las fuentes son más del tipo agrícola. En todos los casos, los lagos reciben contaminantes de desechos residuales, desechos sólidos que se convierten en microplásticos, entre otros.

  1. ¿Qué son los microplásticos y de qué manera contaminan el agua?

Los microplásticos son un contaminante inevitable en todos los ecosistemas de la Tierra y Amatitlán no es la excepción. Los microplásticos son la conversión de plásticos a unos de menor tamaño por  factores físicos y químicos. Estos a su vez, por medio de la interacción con otras substancias, o bien, por su pequeño tamaño pueden ser tóxicas o ser acumuladas en los diferentes niveles tróficos (cadenas alimenticias) en los diferentes ecosistemas.

  1. Una preocupación sobre los microplásticos es que éstos  se mueven a través de la cadena alimenticia, y pueden ser absorbidos por diversos organismos, incluyendo a los seres humanos. Explíquenos un poco más sobre este proceso.

Si. Es preocupante, a pesar de que  su impacto negativo solamente ha sido documentado muy recientemente. Esto debido  a que estas nanopartículas ( un millón de veces más pequeñas que un centímetro) pueden ser ingeridas y bioacumuladas en los diferentes órganos; los cuales a su vez pueden interactuar o ser desintegrados produciendo sustancias tóxicas al entrar en contacto con las actividades metabólicas de organismos vivos. Es un problema relativamente reciente y aun no se cuenta con mucha bibliografía de respaldo.

  1. En este momento, usted está ejecutando un proyecto en la DIGI; los resultados estarán presentándose a finales de este año, ¿podría contarnos sobre el desarrollo de la investigación hasta este momento?

El nombre del proyecto es, Paleoectoxicología, una herramienta para la reconstrucción del pasado reciente en el Lago de Amatitlán, Guatemala.  El objetivo principal es: determinar la eutrofización cultural/inducida por medio de organismos biológicos sensibles al cambio ambiental del Filo Arthropoda (Familia Chironomidae) y cuantificación de indicadores no biológicos (N-T, P-T, materia orgánica, pH, metales pesados y microplásticos) en los sedimentos del pasado reciente del lago de Amatitlán, Guatemala.

Los resultados son alarmantes, toda vez que se obtuvieron dos núcleos (primero: 86 cm; segundo: 80 cm) en los cuales se encontró microplásticos a lo largo de ellos. Es decir, presencia de microplásticos desde la superficie de los sedimentos hasta lo profundo. Lo anterior muestra una historia de la presencia de microplásticos en el lago de Amatitlán, lo cual nos dicta que no es un tema reciente de contaminación. Sin embargo, aún hace falta conocer los tipos de microplásticos que hay en las muestras para establecer su posible fuente de origen. Asímismo, correlacionar la distancia del núcleo con la fecha a la que pertenece cada muestra para evaluar el auge del plástico en el país y ver si existe algún tipo de correlación.

  1. ¿Cómo ha sido la dinámica de las comunidades alrededor del lago hasta este momento? Actualmente no hemos tenido acercamiento con las comunidades debido a que esto lo tenemos contemplado al final del proyecto cuando obtengamos los resultados. El proyecto, aparte de ser pionero en el área científica/técnica para la región centro y latinoamericano, espera crear conciencia de los efectos serios de la contaminación y de nuestras actitudes hacia la contaminación de este importante cuerpo de agua por tiempos prolongados.

 Fotografía: Claudia Romero

 

  1. ¿Cuál es su siguiente meta como científica? ¿Piensa replicar este trabajo en otros lagos o ríos del país?

Si, la idea es aprender mucho de esta investigación, montar por primera vez metodologías que se complementen y nos permitan asociar el pasado con el presente para podernos proyectar hacia la creación de estrategias de manejo de los recursos hídricos para Guatemala. Finalmente, estudiando lo anterior, podremos ser multiplicadores de conocimiento e ir acoplándonos a cada ecosistema.

  1. ¿Hacia dónde deberían trascender los resultados de su investigación?

Hacia toda la población, debido a que cuando conocemos de algo, sabemos del impacto que este puede representar para nuestra salud, nos empoderamos y entonces exigimos a nuestras autoridades mejores servicios, aprendemos a modificar nuestra conducta y a pensar de manera sustentable y a largo plazo. Esperamos llegar al público general, a los científicos y a las autoridades para poder proponer estrategias de manejo o monitoreo que respondan a las necesidades de nuestros cuerpos de agua.

Los resultados del proyecto que actualmente se ejecuta a través de la DIGI, serán presentados a finales del 2019. Claudia Romero es también Directora del Centro de Estudios de Atitlán, el cual se ha sumado a los esfuerzos por apoyar los proyectos que se desarrollan en beneficio de los recursos hídricos de nuestro país.

 

 Fotografía: Claudia Romero

 

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