Fue en los últimos años de la licenciatura cuando empezó a resultarle cada vez más difícil desplazarse en la ciudad universitaria; sobre todo debido a la ceguera nocturna que empezaba a manifestarse y que es una de las características de la retinosis pigmentaria.
Para el año de cierre de su carrera universitaria, su visión había bajado aún más. Increíblemente, hasta ese momento algunos de sus catedráticos no se habían percatado de su discapacidad. En este punto, las limitaciones por su baja visión empezaron a hacerse más evidentes para los docentes y para él mismo: “En esa etapa ya no alcanzaba a ver los apuntes en el pizarrón. Recibí en ciertos momentos apoyo de un catedrático a quien le platiqué de mi condición. El apoyo consistía, por ejemplo, en algunos minutos extras para copiar o terminar un examen, cosas razonables, pero fue un apoyo personal del docente, no a nivel de la Escuela. Afortunadamente encontré un grupo de amigos con quienes logré hacer un buen equipo de trabajo hasta terminar la carrera”, recuerda.
Cuando estudió la Maestría en Análisis Social de la Discapacidad en la Escuela de Ciencias Psicológicas, se dio cuenta de que en la Universidad existían otras barreras para las personas que, como él, habían sido diagnosticadas con discapacidad visual. El acceso a la bibliografía era una de ellas; no tener un acceso adecuado a libros y documentos en formatos alternativos sigue siendo, a su juicio, una gran barrera para la formación académica de los estudiantes con esta condición.
En 2002, cuando empezó a estudiar, la Universidad no tenía la infraestructura de hoy: “Me tocaba caminar entre árboles, raíces; era difícil y no tenía mayor seguridad en el desplazamiento”, indica.
Cuando le preguntamos si la USAC actualmente le resulta más incluyente, responde: “A mi juicio sí. Ahora hay algunos elementos de inclusión, se socializan más los derechos de las personas con discapacidad, se habla de educación superior inclusiva, se han empezado a romper esquemas sobre quienes son las personas con discapacidad, las distintas unidades académicas han considerado el eje de la discapacidad como parte de una respuesta universitaria y las autoridades también; en materia de investigación también ha habido mayor apertura, en las convocatorias de la Digi he encontrado elementos sobre discapacidad; la Política de atención a la población con discapacidad es una gran herramienta para visibilizarnos y continuar haciendo los aportes respectivos”.
Un dato interesante que surge en la entrevista con Gabriel Escobar, es que el sistema de lecto-escritura para personas con discapacidad, Braille, es un formato alternativo para acceder a los textos, sin embargo, afirma que actualmente gracias a la tecnología hay mejores posibilidades: “El braille a mi juicio es más funcional para los primeros años, por ejemplo, para niños y niñas que están aprendiendo a leer y a escribir; sin embargo, para adultos actualmente hay otras herramientas, por ejemplo, las Tic’s. Hoy tenemos softwares que nos permiten navegar en páginas web, documentos electrónicos, lectores de voces sintéticas, todo esto nos hace más fácil la vida”
Recomienda a los tomadores de decisiones que en sus espacios de informática o en sus centros de documentación, se interesen por conocer las herramientas de apoyo para las diferentes condiciones de discapacidad porque esto hará más amigable el tránsito de los estudiantes por la Universidad. Agrega que la discapacidad no está en las personas con limitación visual, auditiva, física o intelectual, si no en quienes no saben relacionarse con ellas: “En todas las decisiones que se refieren a la inclusión de personas con discapacidad, se debe consultar a las propias personas con discapacidad. A mi parecer, la discapacidad se presenta en la sociedad en dos formas: en la actitud de las personas y en la infraestructura, porque cuando construyo algo que no está pensado para todos los usuarios, estoy construyendo discapacidad”, concluye.
La respuesta de la Universidad de San Carlos:
Ingrid Elizondo, Psicóloga y coordinadora del Programa de Atención a Estudiantes con Discapacidad de la Universidad de San Carlos, explicó que están desarrollado proyectos en diferentes unidades académicas para mejorar la infraestructura, la accesibilidad a los edificios y servicios sanitarios. La Biblioteca Central ahora cuenta con el espacio Biblioteca para todos, el cual está equipado con 15 computadoras habilitadas con software diverso para personas con discapacidad. El programa de atención a estudiantes con discapacidad, a su cargo, brinda orientación vocacional individual y a pequeños grupos, de forma personalizada.
Los estudiantes con discapacidad actualmente están exonerados de las pruebas de ingreso, pero según explica la psicóloga, es una situación que está en proceso de cambiar: “Hace unos años el Sistema de Ubicación y Nivelación (SUN) decidió otorgar esta exoneración a los estudiantes con discapacidad. La razón de esta decisión obedeció a que en ese momento no se contaba con metodologías de evaluación que se adaptaran a las diferentes necesidades de las personas con discapacidad, así que lo más sencillo fue exonerarlos, en virtud de que no se les podía vedar el ingreso a la Universidad. Definitivamente esto no es algo que favorezca a los estudiantes, al contrario, podría verse como una forma de exclusión o discriminación, por lo que la Comisión Universitaria para Atención a las Personas con Discapacidad en la Usac, conformó una subcomisión técnica de adaptación de pruebas de ingreso, la cual debe realizar los ajustes necesarios que permitan realizar de manera adecuada, las pruebas a los estudiantes con discapacidad. Nuestro objetivo es que los estudiantes conozcan sus habilidades previo a inscribirse en una carrera. La misma política nos mandan a realizar estos ajustes y estamos trabajando en ello”.
Las causas de la discapacidad son variadas y van desde congénitas, adquiridas por accidentes laborales o domésticos, e incluso puede ser consecuencia de hechos de violencia. La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2006, define de manera genérica a quien posee una o más discapacidades, de la siguiente forma: “Las personas con discapacidad, incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.
Uno de los objetivos de las Políticas de Atención a las personas con Discapacidad de la Universidad de San Carlos de Guatemala, apuesta por fortalecer las medidas de inclusión, para garantizar su aplicación general en el desarrollo de las funciones básicas de investigación, docencia y extensión, desde todas las áreas de intervención de la Universidad.
Taller de socialización impartido por facilitadores de CONADI al personal de la Dirección General de Investigación, Instituto de Estudios Interétnicos y de los Pueblos Indigenas y Centro de Estudio de las Culturas en Guatemala. Fotografía: Bárbara Argüello