Cuando se habla de los garínagu (plural de garífuna), Arrivillaga-Cortés nos remite a la raíz africana:  

Los garínagu son la expresión más precisa de la tercera raíz cultural en la Guatemala de hoy. Nos referimos con ello al vínculo africano, una carga prácticamente desconocida o invisibilizada sobre el péndulo de una polarización en la que hemos descansado tradicional y erráticamente: indígenas y ladinos( p. 6,2013).

En la cultura garífuna la tradición gastronómica gira en torno al coco, donde destacan diversos platillos como el tapau y el rice and beans:

El coco es el otro fruto, del mismo modo altamente preciado. Del mismo se extrae el aceite usado en los procesos referidos de fritura, pero en particular para la elaboración de la leche de coco elemento central en la preparación de diversos platillos….el más conocido y apreciado probablemente sea en la conocida sopa llamada tapado (tapou), considerado un plato con potenciales energéticos, y altamente preciado por su sabor y por la inclusión de mariscos, en particular jaibas y pescados, tan gustosos para la dieta garífuna, y de gran predilección para los ancestros… es indiscutible que el arroz es central en su dieta, mismo que se aderezan con leche de coco. Con él se elabora el llamado Raice and Beans (arroz con frijoles), una mezcla tan preciada en toda Mesoamerica y Circuncaribe conocida con otras acepciones (Arrivillaga-Cortés, p. 7-8, 2013).

En cuanto a la riqueza musical expresada en danzas, cantos y ritmos, Arrivillaga-Cortés nos explica su función como elementos de resistencia cultural que articulan el pasado con el presente, sus orígenes, el desarraigo y la importancia de los ancestros:   

Tan pronto llegaron los esclavos africanos a tierra Americana pusieron en práctica la huida, pero ante la imposibilidad del retorno al África, volcaron su mirada a otros métodos para conectar con su pasado reciente. Los tambores, las poliritmias, el canto y la danza que de ellos emanaron fueron parte de estos mecanismos. A su vez esto sirvió como identificadores que permitieron de nuevo aglutinar a muchos que fueron separados en el nefasto proceso de la trata negrera reagrupandolos según sus procedencias… Fabricar tambores y recurrir a la danza y el canto no fue casual, a más de conectar con la tierra de la que fueron arrancados, este fue el mecanismo preciso para conectar con el espíritu de sus ancestros, invocar a familiares que les prestaran la protección necesaria ante las vicisitudes que se vivían, y por su puesto la evocación nostálgica de ese pasado reciente (Arrivillaga Cortés, p. 9, 2013).

Referencia

Arrivillaga-Cortés, A. (2013).  Fantasía garífuna: estudio de sus expresiones culturales, musicales y gastronómicas. Guatemala: Universidad de San Carlos de Guatemala, Dirección General de Investigación.