Aunque el movimiento telúrico de mayor magnitud registrado en la historia de Guatemala aconteció en 1942 siendo de 8.3 en la escala de Ritcher, el impacto o intensidad de este en comparación con el terremoto de 1976, fue considerablemente menor debido a su localización frente a las costas del Pacífico y su profundidad de 60 kilómetros.

Los movimientos telúricos no son ajenos a la historia de este país, debido a que Guatemala es atravesada por una zona de fallas que forman el límite tectónico entre la placa del Caribe y la placa norteamericana. Dos de las principales son la falla del Motagua y la de Chixoy-Polochic.

Posterior al terremoto de 1976, la historia registra más de una docena de movimientos telúricos considerables en territorio guatemalteco que, aunque de menor intensidad, han causado daños importantes en áreas específicas del país.

Pero…  ¿se puede predecir un terremoto?

El ingeniero Raúl Gabriel Vargas, del Centro de Desarrollo Seguro y Desastres de la Universidad de San Carlos de Guatemala (CEDESYD), explica:  “A pesar de que en las últimas décadas se ha mejorado y profundizado la comprensión del fenómeno sísmico, al ampliar la red instrumental global, ampliar los centros de investigación en el tema y utilizar novedosas tecnologías que hace 45 años no existían, actualmente NO es posible predecir el día y hora en que sucederá el próximo terremoto; sin embargo, existen sistemas de alerta como en México, donde la distancia en que se produce el sismo hacia las poblaciones que serán afectadas es tal que se puede alertar a la población con unos cuantos segundos muy valiosos antes que el movimiento se presente. En este escenario, es posible reducir no solo los daños, sino que la pérdida de vidas humanas al aplicar, en el caso de Guatemala, las normas de reducción de desastres de la CONRED para construir edificios que respondan de mejor manera ante los sismos, pero más importante aún, que las personas conozcan y practiquen el antes, durante y después de un sismo por medio de la realización de simulaciones y simulacros, los cuales deben de practicarse cada año a fin de fomentar una cultura de prevención".

En la Universidad de San Carlos de Guatemala a través de los años se han diseñado estrategias y protocolos con el fin de preparar una respuesta adecuada en caso de eventos sísmicos, tanto dentro del campus central, como en los centros universitarios.  “40 minutos y listo: por una aula segura. Preparación ante terremotos” del Ingeniero Agrónomo Gabriel Vargas y el Dr. Oscar Lara, es una metodología práctica creativa aplicada a circunstancias particulares de cada ambiente de clases universitarias, para desarrollar el concepto de Aula Segura en no más de 40 minutos; además, el personal de CEDESYD coordina de manera periódica simulacros de evacuación que constituyen ejercicios útiles para evaluar el tiempo y capacidad de respuesta en las distintas áreas de la USAC.

 Portada de Prensa Libre del jueves 5 de febrero de 1976.  Archivo, Prensa Libre.