¿Cómo y cuándo inició la tradición de las procesiones en Guatemala?
Existe evidencia de que a finales del siglo XVI, existían ya algunas procesiones sobre todo del Santo Entierro, cuyo objetivo primordial era la evangelización a través del espectáculo y las imágenes. Es importante mencionar estas procesiones en sus orígenes consistían en pequeños muebles cargados por 6 u 8 personas, sin mayor alegoría, más que algunas flores y cirios y constituían un acto penitencial; de allí viene el famoso traje del famoso cucurucho, pues las personas que cargaban llevaban el rostro cubierto para ocultar su identidad. En algunos casos existieron las procesiones de sangre, en las cuales, los penitentes iban con el rostro cubierto, flagelándose la espalda; estas procesiones fueron prohibidas en su momento. Quizá una reminencia de estas procesiones podría ser hoy en día, la tradición de los “Gateadores” de San Andrés Sajcabajá, en Quiché, donde las personas caminan de rodillas con espinas en sus espaldas. Esta tradición fue recientemente declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación. Fue con el paso del tiempo, en el siglo XX que las procesiones alcanzaron las andas monumentales que vemos hoy en día.
¿Cuáles son los principales elementos que acompañan a un cortejo procesional?
Quizá uno de los primeros elementos que observamos son las alfombras, un arte efímero en el cual se impregna el toque muy particular de cada localidad. En el cortejo propiamente están presentes, la cruz alta que indica que es un cortejo procesional ligado a la Iglesia Católica, los ciriales, los estandartes de las hermandades o de las imágenes, la sentencia donde según los Evangelios Poncio Pilato condena a Cristo a muerte, las 14 estaciones del Viacrucis, y otros elementos, como el incienso, los cargadores, el anda procesional, la banda de música que es un elemento sumamente importante, y por supuesto las imágenes principales y las que acompañan el cortejo. Estos elementos pueden variar de una región a otra.
¿Cuáles son las procesiones más esperadas o visitadas en Guatemala?
Si tomamos en cuenta que el ciclo de Cuaresma inicia desde el miércoles de Ceniza, considero que la procesión más impactante del país es precisamente la del quinto domingo de Cuaresma, que sale de la aldea de San Bartolomé Becerra en Antigua Guatemala con la imagen de Jesús Nazareno de la Caída. Es impresionante la cantidad de visitantes que acuden a esta procesión, no únicamente nacionales, sino de países vecinos como El Salvador, desde donde incluso se arman caravanas de devotos que vienen a cargar; también se promociona la actividad como una excursión desde el interior de nuestro país. En este día la entrada a Antigua Guatemala es sumamente difícil. Allí mismo, en Antigua Guatemala, encontramos también tenemos procesiones como la de la Escuela de Cristo, y la que sale de la aldea San Felipe de Jesús. En otras regiones del país, como Quetzaltenango, podemos mencionar la procesión del Señor Sepultado del Templo de San Nicolás; en la ciudad de Guatemala, unas de las más impresionantes, son la procesión del Cristo Yacente de El Calvario y la de Jesús Nazareno de Candelaria, que circula el Jueves Santo durante todo el día. Estas son menciones que se hacen sin demeritar al resto, ya que en todas las localidades del país encontramos cortejos con particularidades interesantes como las procesiones acuáticas, por ejemplo. Cada región le imprime su sello particular.
¿Cómo se vivió el regreso de las procesiones en esta Semana Santa 2022?
A finales del año 2021 se especulaba ya sobre la salida de las procesiones en el año siguiente. Las Hermandades y asociaciones realizaron un trabajo conjunto con las autoridades eclesiásticas para definir los protocolos y el tema de los semáforos epidemiológicos, que culminó con la confirmación de la salida nuevamente de las procesiones. A excepción de dos o tres cortejos procesionales que no salieron, el resto sí regresó, y creo que era un momento muy esperado por gran parte de la población. Pudimos observar la presencia de personas mayores, que en realidad son los guardianes o los herederos de estas tradiciones; también hubo mucha presencia de jóvenes, que son quienes sostienen la tradición. Una de las variantes en esta Semana Santa fue que se suprimieron los cortejos infantiles, como el del Niño Nazareno de la Demanda, o las andas de San Juan y María Magdalena del Templo de San José. Y como en años anteriores, hubo presencia de comercio, fue una algarabía ver las filas para adquirir los turnos en ciudad de Guatemala y en lugares como Antigua Guatemala. Considero que se conmemoró la pasión y muerte de Cristo, pero también fue una conmemoración a la vida, a esa vida que va a continuar; es importante que las tradiciones continúen porque son parte de la identidad de los guatemaltecos.
¿Considera que algunos elementos asociados a la Semana Santa se han ido perdiendo con el paso del tiempo?
Algunos elementos como la gastronomía se han ido perdiendo, sobre todo en áreas urbanas. Anteriormente se acostumbraba preparar una serie de comidas desde el inicio de la semana; se elaboraban los famosos tamales de viaje, pescado forrado o bacalao a la Vizcaína, curtido, garbanzo y otros postres, sin embargo, hoy en día es más práctico para muchas personas que acuden a ver la procesión, ir a un restaurante o comer en las ventas de la calle; sin embargo, considero que en el interior del país todavía se conservan estas costumbres. Otro ejemplo es la tradición del testamento de Judas, que es una parte jocosa de la semana mayor; esta se ha perdido en algunas áreas urbanas, pero aún se conserva en gran parte del suroccidente del país como, San Marcos, Quetzaltenango, Suchitepéquez, entre otros.
¿Por qué es importante la conmemoración de la Semana Santa en la cultura guatemalteca?
Porque es un momento cultural, que conlleva no solamente religión, ya que, aunque surge como una manifestación religiosa, lleva un sello distintivo. La Semana Santa guatemalteca, tiene historia, tradición, color, sabor y aroma.
La Semana Santa de Guatemala, nos ofrece devoción, historia del arte a través de las imágenes, arte efímero a través de las alfombras, creatividad en las andas, historias de vida de personas que van dejando esta estafeta a las nuevas generaciones, en fin, es un contexto de mucho significado, independientemente de que las personas sean creyentes o no; y por supuesto también hay un factor económico ya que la Semana Santa en Guatemala se promociona como atractivo turístico, el cual genera ingresos para los hoteles, agencias de viajes, guías de turismo, y el comercio en general. Entonces, debemos entender la Semana Santa con su sentido histórico, cultural, económico, e incluso político; toda esta serie de elementos contribuyen para que la Semana Santa sea muy importante para la gran mayoría de los guatemaltecos.
Un dato muy importante que compartió el antropólogo Deyvid Molina, es que la Semana Santa en Guatemala podría ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad: “Fue solicitada la opinión del CECEG al respecto y nuestra propuesta es que debe considerarse no solo a la Semana Santa, sino a la Cuaresma, ya que son dos momentos importantes que van ligados”.
“Esperamos que se logre y si no se logra, para nosotros es NUESTRA Semana Santa y nuestro patrimonio” finalizó.
El antropólogo e investigador especialista en Religiosidad Popular, Deyvid Molina, afirma que la Semana Santa debe ser entendida en todo su sentido histórico, cultural, económico e incluso, político.
Fotografía: Deyvid Molina, investigador del Centro de Estudio de las Culturas en Guatemala de la DIGI-USAC.