Según reportes de investigadores, en Izabal, Guatemala se documentó la presencia del “Pez Diablo” (Loricariidae) en 1996, en Izabal. A partir de allí, se conoció de la presencia de esta especie en lugares como la cuenca del Río Usumacinta, Petén y otras áreas del país.
Un equipo conformado por los biólogos investigadores del Centro de Estudios Conservacionistas (CECON), Fernando Castillo y María Schoenbek, además de la auxiliar de investigación Emily Pineda, evaluó los principales impactos ecológicos y socioeconómicos provocados por esta especie en nuestro país. La investigación se llevó a cabo en la Reserva Natural de Usos Múltiples de Monterrico.
¿Cómo llegan estas especies a nuestro país?
En el estudio cofinanciado por la Dirección General de Investigación de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en 2021, se determinó que una de las principales vías por las que han ingresado estas especies a Guatemala, es a través de acuaristas, quienes los importan para colección o como “limpia-peceras”, y en muchos de los casos, cuando se dan cuenta de que la especie crece demasiado, deciden liberarlos en los cuerpos de agua del país, lo cual favorece su dispersión en hábitats no naturales.
“Al ser una especie exótica, que no tiene depredadores naturales en el área, su reproducción es muy rápida” afirma la bióloga María Schoenbek.
“Esta especie vive principalmente en agua dulce, pero otra de las características que los hace bastante adaptables, es que resisten ciertas condiciones de salinidad; en Monterrico, por ejemplo, que es un sistema de agua dulce y por temporadas de agua salada, es capaz de sobrevivir, aunque puede morir cuando la salinidad aumenta”, indica Emily Pineda, auxiliar de la investigación.
Pez Diablo es un nombre común que se le da a muchas especies de la familia, Loricariidae, que está conformada por 800 especies aproximadamente. En Guatemala se han documentado dos variedades.
El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) publicó en 2011 una lista negra de especies introducidas prohibidas en el país; 80 de estas correspondían a variantes de “Pez Diablo” y representaban el 84% de todas las especies prohibidas en Guatemala.
Fernando Castillo, coordinador de la investigación, recalcó: “En Guatemala está prohibida su comercialización, reproducción e importación; nuestro consejo es que no compren este pez, que ya está empezando a causar problemas. Creemos que hace falta visibilizar esta lista de especies prohibidas y tener un poco más de incidencia mediática para evitar la compra, importación y reproducción de estas”.
¿Qué impacto negativo trae el Pez Diablo?
A través de su investigación, el equipo logró documentar varios impactos negativos de la presencia del Pez Diablo:
Cuando de manera accidental o provocada se introducen especies exóticas en una zona geográfica, esto puede representar una alteración a nivel ecológico, ya que las especies que llegan pueden desplazar a las nativas, mediante la competencia por alimento y espacio; además se ha documentado que el “Pez Diablo” ingiere incidentalmente huevos de otras especies, lo que provoca su disminución.
Esta situación conlleva un impacto económico y social para las familias que dependen de los recursos pesqueros, no solamente porque disminuye la captura de peces comerciales, sino porque deben dedicar más horas a la pesca para lograr estabilizar la economía familiar.
Existen reportes, incluso de otros países, que indican que debido a sus hábitos alimenticios, esta especie, puede llegar a alterar los parámetros físico-químicos del agua en donde habita.
Se ha observado desechos de "Peces Diablo" cerca de los cuerpos de agua, donde probablemente son abandonados por los pescadores, lo cual constituye un foco de contaminación. Otra práctica que repercute en el ambiente es que, debido a sus espinas del “Pez Diablo” suele enredarse o romper las redes, por lo que algunos pescadores optan por dejarlas en el agua, lo cual contribuye también a contaminar los ríos o lagos, además que puede tener impacto negativo para las especies nativas o contribuir a la "pesca fantasma".
El coordinador de la investigación, Fernando Castillo, explica que, debido a todo lo que representa el "Pez Diablo", los pescadores de Monterrico tienen una percepción muy negativa acerca de él. Sin embargo, en entrevistas sostenidas durante el estudio, se estableció que muchos de ellos están dispuestos a capacitarse para encontrar la manera de poder aprovecharlo:
“En Guatemala aún no se ha encontrado qué hacer con la biomasa capturada de esta especie, pero sabemos que existen iniciativas en México que evalúan posibilidades para generar alimentos para animales a partir de la harina de este pez y otras ideas; son opciones que podían ser analizadas y convertirse en una oportunidad para los pescadores en Monterrico y otras áreas del país” afirmó.
Si desea conocer el informe final de esta y otras investigaciones cofinanciadas por la DIGI visite nuestra página web digi.usac.edu.gt , sección "Informes finales".
Afiches informativos elaborados por el equipo de investigación, para fines de divulgación.